miércoles, 6 de enero de 2010

ALVARO URIBE Y LA LIBERTAD DE EXPRESION


En este momento hay titulares en el más importante periódico de Colombia, El Tiempo, que es el más importante no por la calidad de la información, sino por el simple hecho que ha sido el canal de prensa del gobierno por tradición, la indignación del presidente Alvaro Uribe frente a la exposición en el teatro Gaumont de Argentina del documental "Farc: Insurgencia del Siglo XXI" que fue realizado por el grupo de Cine "Glauber Rocha" y el argumento principal es penetrar a lo que es el día a día de los insurgentes que han librado una batalla en contra de la injusticia social, el desprestigio mediático, y en general, la guerra psicológica y armada que les ha sido impuesta por aquellos defensores del orden de explotación reinante en Colombia.
Acerca de la guerrilla de las FARC-EP se han realizado varios documentales, unos más promocionados que otros, casualmente los promocionados son aquellos en los que se quiere mostrar a los integrantes de las filas como seres sedientos de sangre y cocainómanos irrescatables que con sus armas atemorizan y masacran a la población con tal de conseguir el monopolio del comercio de la cocaína. Este grupo de documentales llegan a ser presentados por los canales que diarimente ven los colombianos, pero sin ningún control.
Ahora, están otra serie de documentales y programas que no son presentados por los canales de los grandes monopolios, los que muestran la realidad de lo que ha sido la lucha insurgente en estos 50 años de lucha; esta serie de documentales son duramente criticados por el gobierno, que se dice defensor de la Libertad de Expresión, pero solo cuando le gusta lo que dice. De lo contrario la libertad de expresión se convierte en una excusa perfecta para que el autor sea tratado de terrorista (término que da para todo) y que su trabajo no sea si quiera analizado en la totalidad de sus formas.

Estamos hablando de la libertad de expresión dentro de un sistema que critica las organizaciones defensoras de los derechos humanos, tratándolos hasta de yihadistas (término utilizado de manera brillante por el señor Vicepresidente), solo porque denuncian el verdadero terrorismo de estado; en la televisión se le hace apología diariamente a la actividad de las fuerzas armadas y se le presenta a los jóvenes como la única opción de vida, mientras a diario salen a flote los escándalos por los falsos positivos que no son otra cosa que crimenes de lesa humanidad, y no se hace ni una sola referencia a la posibilidad de cursar una carrera universitaria en una institución del estado, y eso que el dinero para la publicidad sale de nuestro bolsillo; pero eso si se hace propaganda a diario acerca de las series de televisión en las que se hace clara apología al narcotráfico.

Cuando a RCTV no le dieron más tiempo de concesión, aquí en Colombia se rasgaron las vestiduras, pero nadie hizo referencia al cierre de INRAVISION, que lo único que hizo fue poner la información que iba a llegar a los colombianos en manos de la ley de la oferta y la demanda. Ya las noticias no son como ocurren en realidad, sino como a los dueños de los canales les conviene que se sepa. Lógicamente los crímenes son tales cuando son cometidos por aquellos que defienden la resistencia y la igualdad, pero dejan de serlo cuando son cometidos por quienes ostentan el poder. No se puede ignorar el hecho nada despreciable de la muerte de periodistas en manos de narcotraficantes, crímenes que aún hoy en día se mantienen impunes. La Muerte de JAIME GARZON sigue hoy 10 años después en la más vergonzosa impunidad, pero eso a Vicki Dávila no la afecta en lo más mínimo. Al Jóven Nicolas Castro se le vino todo el "peso de la ley" encima por un mensaje de facebook, pero al señor presidente ningún organismo le hizo la más mínima observación por amenazar con golpear a un funcionario público, aunque esto fue de conocimiento público.

En Colombia no se cierran canales simplemente porque los que hay, están al servicio de los grandes industriales, la banca y las trasnacionales, entonces no hay necesidad de cerrar nada. Sin embargo a diario se cometen un sinnúmero de atropellos contra periódicos como Voz Proletaria, como allanamientos sin orden judicial, hostigamiento por parte de los organismos del estado y confiscación del material entre otras cosas.

En este país hay libertad de expresión para adular al presidente y toda su corte, hay libertad de expresión siempre y cuando se utilicen las palabras adecuadas, para las personas adecuadas y lógicamente que no pongan en entredicho la integridad de las acciones de las "personas de bien" y la "moral y las buenas constumbres".

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